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Como el comercio internacional pueda ayudar a combatir el cambio climático


Del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021, en la ciudad escocesa de Glasgow, se celebró la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) con el fin de acelerar la acción climática para el cumplimiento del Acuerdo de París.


Aunque muchos ambientalistas tengan duras críticas sobre el consumo de bienes y servicios extranjeros debido a las grandes emisiones de gases de efecto invernadero que producen los buques cargueros para transportarlos desde los confines más alejados del mundo a nuestro lugar de residencia, el comercio internacional también puede ayudar a combatir el cambio climático según las reglas establecidas bajo los auspicios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los mecanismos más recientes creados en virtud del Acuerdo Climático de París

De acuerdo con un informe elaborado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), el comercio internacional puede estabilizar los mercados y redistribuir los alimentos de las regiones con excedentes a las regiones deficitarias, ayudando así a los países a adaptarse al cambio climático y contribuir a la seguridad alimentaria global.


Ya sea por los altos costos de la producción agrícola en zonas geográficas con pocos recursos naturales o a causa de desastres naturales, muchos países utilizan el comercio como una red de seguridad alimentaria para cubrir su déficit. Por ejemplo, en 2017, después de que las graves inundaciones causaron un aumento de más del 30% en el precio del arroz, el gobierno de Bangladesh aumentó las importaciones de este producto al reducir significativamente los aranceles, estabilizando así el equilibrio entre la oferta y demanda de su mercado interno.


Sin embargo, muchas personas piensan que algunos de los países que ya dependen en gran medida de las importaciones de alimentos aumentarían aun más su dependencia. El mismo informe recalca la importancia de invertir más en investigación y desarrollo agrícola para alentar a los agricultores de países en vías de desarrollo a adoptar métodos climáticamente inteligentes.


No obstante, la adaptación del comercio internacional frente al cambio climático y las políticas que ayuden a estimular la producción agrícola no entran en conflicto entre sí. Según la ONU, este apoyo a los agricultores a través del comercio mundial será fundamental para ayudarlos a ser competitivos y lograr un mejor equilibrio en términos de importaciones y exportaciones. Además, esta dinámica estaría alineadas con las reglas de la OMC, así como con los últimos compromisos asumidos bajo el Acuerdo Climático de París.


Actualmente, es posible estimular la productividad y exportaciones agrícolas debido a que el papel de las economías emergentes dentro del comercio agrícola mundial ha estado aumentando considerablemente durante los últimos años, cuestionando así la supremacía de los principales exportadores de productos alimenticios. Por ejemplo, entre 2000 y 2016, Brasil aumentó su participación en el comercio mundial de alimentos del 3,2% al 5,7%. China superó a Canadá y Australia en el cuarto lugar entre los mayores exportadores agrícolas del mundo, así como Indonesia e India aumentaron sus exportaciones agrícolas, ahora entre los diez mayores exportadores de alimentos del mundo (octavo y décimo respectivamente).


Desafortunadamente, los productores de alimentos en todo el mundo se han enfrentado a mayores costos de productos básicos, mano de obra, transporte y otros gastos durante la pandemia, lo que ha llevado a los fabricantes a traspasar algunos de estos costos a los consumidores. Sin embargo, los precios de los alimentos se normalizarán conforme se restaure la cadena de suministros. Cuando esto suceda, las políticas agrícolas y comerciales deben reajustarse para permitir que el mercado mundial se convierta en un piloto de seguridad alimentaria y una salida que facilite la adaptación al cambio climático.


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