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¿Qué pasa con los autos eléctricos?


La administración de Joe Biden tiene un fuerte compromiso con la reducción de emisiones de CO2 según las responsabilidades asumidas durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Para acelerar este objetivo, el gobierno estadounidense planea otorgar créditos fiscales para la compra de autos eléctricos ensamblados en su propio país. Estas disposiciones crediticias pueden violar las obligaciones del EUA en virtud de T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), lo que colocaría tanto a México como a Canadá en una posición difícil e incomoda.

Hasta el momento, la propuesta se llama Ley Reconstruir Mejor (Build Back Better Act) y planea conceder hasta 12 mil 500 dólares en créditos fiscales a consumidores que adquieran ese tipo de vehículos. Desde el 2009, el gobierno provee un monto base de 4 mil dólares en crédito fiscal con la posibilidad de sumar 3 mil 500 dólares si el paquete de baterías del vehículo incluye al menos 40 kilovatios-hora de capacidad. Este nuevo apoyo fiscal para los autos híbridos eléctricos aplica si el tanque de gasolina no excede los 7.6 litros.


En 2027 se pretende aplicar estos créditos, pero, si los consumidores adquieren después de ese año vehículos ensamblados en Estados Unidos por trabajadores sindicalizados, el crédito puede aumentar otros 4 mil 500 dólares. En caso de que la batería sea de manufactura nacional, el monto incrementaría otros 500 dólares más.


En caso de ser aprobados, estos apoyos significarían “una derogación de facto” del T-MEC, según declaraciones dadas por el gobierno canadiense.


Biden argumenta que estas políticas no incumplen el T-MEC o de la OMC (Organización Mundial del Comercio), porque Washington está en su derecho de apoyar a su mercado interno e incentivar la producción doméstica. “Caería en práctica desleal si ese apoyo se manifiesta en productos de exportación,” señaló el mandatario americano.


Aunque la medida puede afectar a la planta productiva de la región, la industria mexicana estará en desventaja en caso de que se siga una controversia, pues existe el programa de la Industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (Immex), mediante el cual se otorgan incentivos fiscales a vehículos, pero son directos al sector de acuerdo con las palabras de Biden.


¿Qué puede hacer México?

Tanto México como Canadá han empezado a forjar una alianza para actuar en contra de estas políticas que, según los intereses de ambas naciones, van en contra el espíritu del T-MEC.


Ya el pasado mes de agosto, el gobierno mexicano pidió a las autoridades de Estados Unidos iniciar consultas sobre el tema ya que las normas que estaban aplicando violan el artículo 4 del Tratado que define los lineamientos a cumplir sobre las reglas de origen.


De acuerdo con Virginia Ríos, integrante de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana (UP), México tiene varias formas de negociar con Estados Unidos. Por ejemplo, se puede responder vía la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos, así como establecer límites a la producción o proveeduría de algunas autopartes que se exporten a Estados Unidos. No obstante, hay que ser cuidadoso con nuestros movimientos. “Si ponemos, por ejemplo, barreras no arancelarias, vamos a complicar la operación del T-MEC. Tenemos que actuar buscando resolver el tema”, advirtió Fernando Ruiz


Para México la industria automotriz resulta muy importante, pues representa casi el 4% del producto interno bruto (PIB), además una cuarta parte de las exportaciones mexicanas corresponden a la industria automotriz y es responsable de casi un millón de empleos directos, más los puestos indirectos, coincidieron los especialistas entrevistados.


La política de subsidios tiene un efecto inflacionario, apuntó: “Subsidios de esa magnitud y gran volumen lo que hacen es que promueven la inflación. Ellos pensaban que la inflación era una burbuja, y no es así”, sostuvo.



A pesar de que Joe Biden prometía manejar una política comercial más amistosa con su vecinos y socios que con Donald Trump, los tambores de guerra de una nueva pequeña guerra comercial se empiezan a oír. Desafortunadamente, los consumidores serán los más afectados por este conflicto debido el encarecimiento a los ya costosos vehículos eléctricos. También, a largo plazo, estos incentivos fiscales pueden provocar una recolocación de las empresas automotrices del sector eléctrico en los Estados Unidos y ya no en México. Sin embargo, este tipo de políticas subsidiarias son de carácter inflacionista, lo que podría frenar hasta cierto punto su aprobación e implementación como resultados de los altos índices de inflación que experimenta la economía estadounidense.


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