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Tensión comercial entre Estados Unidos y México por acero y aluminio: ¿Qué hay detrás de la amenaza de aranceles?


En un giro preocupante para las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México, la representante comercial de la Casa Blanca, Katherine Tai, ha lanzado una seria advertencia al gobierno mexicano sobre la posible reimposición de aranceles a las exportaciones de acero y aluminio. La amenaza se basa en la supuesta falta de transparencia por parte de México y el continuo aumento de las exportaciones de metales hacia Estados Unidos.


La reunión virtual entre Tai y la Secretaria de Economía de México, Raquel Buenrostro, evidenció la creciente tensión en el comercio bilateral, especialmente en el sector siderúrgico. Según Tai, las exportaciones de acero y aluminio mexicanos violan el espíritu del acuerdo comercial T-MEC, ya que el material provendría de otros países, desviándose de las normas acordadas.


El punto central de la disputa radica en la falta de transparencia de datos por parte de México sobre las importaciones de acero y aluminio de terceros países. Tai expresó su preocupación por la opacidad en esta información, lo que dificulta verificar si realmente se están desviando metales hacia Estados Unidos. A pesar de más de un año de consultas, Estados Unidos sostiene que no ha visto acciones concretas por parte de México para frenar este fenómeno.


La representante comercial estadounidense destacó la Declaración Conjunta de 2019, firmada por ambos países, que permite la reimposición de aranceles de la Sección 232 si Estados Unidos lo considera necesario. Esta declaración es una clara advertencia de que la Casa Blanca no descarta volver a poner aranceles del 25% al acero y del 10% al aluminio mexicano si México no toma medidas para cumplir con el espíritu del T-MEC.


Por su parte, el gobierno de México ha defendido el aumento de las exportaciones siderúrgicas argumentando que se debe al crecimiento de la demanda estadounidense y al incremento de la producción en México, no a triangulaciones comerciales, como acusa Washington. Sin embargo, la falta de transparencia en los datos de importaciones de terceros países complica la verificación de estas afirmaciones.


En enero de este año, México propuso medidas para abordar las preocupaciones estadounidenses, incluyendo la identificación del origen de productos fuera de la región y el intercambio de información entre agencias antidumping. También resaltó la importancia de retomar la Conferencia de Acero de América del Norte. Sin embargo, las presiones políticas en Estados Unidos podrían intensificarse, especialmente en un año electoral, lo que complica la resolución del conflicto.


La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y el Acero (CANACERO) de México ha rechazado las acusaciones de falta de transparencia, afirmando que el territorio mexicano no es un puente de triangulación de productos de acero chinos hacia Estados Unidos. Aseguran que el acero mexicano se exporta con legalidad, transparencia, competitividad y respeto a las normas comerciales internacionales, particularmente establecidas en el T-MEC.

Las tensiones comerciales entre ambos países no se limitan al acero y aluminio, ya que expertos señalan que temas como el maíz transgénico, energía e inversiones de armadoras chinas también podrían generar presiones adicionales. La comunidad empresarial y política mexicana parece adoptar una postura de resistencia, alargando las discusiones, mientras que Estados Unidos muestra una creciente impaciencia debido a la proximidad de las elecciones presidenciales.


El futuro de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México en el sector siderúrgico está en juego, y las próximas acciones de ambos gobiernos determinarán si se logrará resolver este conflicto o si se intensificará, afectando negativamente a ambas economías.

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