México busca sustituir importaciones de China con producción regional y alianzas con Europa
Frente a un contexto de tensiones comerciales con Estados Unidos y Canadá, el gobierno de México ha puesto en marcha un ambicioso plan para reducir las importaciones provenientes de China y fortalecer su producción local y regional. Esta estrategia no solo busca atender las críticas de sus socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), sino también mejorar la competitividad de América del Norte frente a los desafíos del comercio global.
Según el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, México enfrenta un déficit comercial con China de aproximadamente 80 mil millones de dólares anuales, atribuible principalmente a la importación de productos tecnológicos, automotrices y manufacturas. En este sentido, el gobierno mexicano ha identificado sectores clave donde podría sustituir las importaciones con producción nacional o regional, en colaboración con empresas internacionales. “Es necesario ajustar esta balanza comercial y fortalecer la capacidad de producción regional”, enfatizó Ramírez de la O.
Entre las acciones destacadas, se encuentran las negociaciones con empresas como Intel, Foxconn, General Motors y Ford, quienes actualmente importan una parte significativa de sus insumos desde Asia. Estas conversaciones buscan explorar la posibilidad de trasladar parte de su producción a territorio mexicano, una medida que permitiría fortalecer la industria local y cumplir con los compromisos del T-MEC.
Uno de los sectores que el gobierno mexicano ha identificado como prioritario es la manufactura de microchips. Actualmente, México cuenta con capacidades limitadas en esta industria, pero ya se están dando pasos iniciales. Marcelo Ebrard, secretario de Economía, anunció que la empresa mexicana Claro comenzará a fabricar microchips en 2025. “Es un primer paso, aunque aún no contamos con la tecnología más avanzada”, reconoció Ebrard, destacando la importancia de desarrollar esta capacidad para posicionarse en un mercado global altamente competitivo.
Este enfoque en la manufactura tecnológica no solo responde a la necesidad de diversificar la producción local, sino también a las preocupaciones de seguridad nacional expresadas por Estados Unidos, que busca reducir su propia dependencia de Asia en sectores estratégicos.
La mira en Europa: un socio alternativo
Ante las crecientes tensiones con sus principales socios comerciales, el país azteca ha comenzado a explorar opciones en Europa como parte de su estrategia de diversificación comercial. El Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea (TLCUEM), en vigor desde el año 2000, está en proceso de modernización y se espera que la nueva versión sea firmada en 2025.
Actualmente, Europa representa el 12.7% de las importaciones mexicanas, mientras que Asia, con un 40%, sigue siendo el principal proveedor. Sin embargo, tanto México como la Unión Europea comparten el objetivo de reducir su dependencia de China, lo que los posiciona como aliados estratégicos. Las importaciones de Europa hacia México incluyen maquinaria, productos químicos y equipos de transporte, sectores en los que ambos mercados podrían encontrar oportunidades mutuas.
Un análisis realizado por expertos económicos advierte que México debe priorizar los sectores en los que tiene mayores probabilidades de éxito competitivo, como el desarrollo de insumos tecnológicos, en lugar de intentar sustituir todos los productos provenientes de China. “Es mejor concentrar esfuerzos en sectores estratégicos que gastar energía en industrias que podrían tomar décadas en desarrollarse”, subrayó un informe del centro de investigación México, ¿Cómo Vamos?
No obstante, el plan de México para reducir las importaciones chinas y fortalecer su autosuficiencia económica enfrenta importantes desafíos. Entre ellos, destaca la necesidad de desarrollar infraestructura tecnológica avanzada, garantizar un entorno legal favorable para las inversiones y mantener un equilibrio entre las presiones de sus socios comerciales y sus propios intereses económicos.
Aunque los objetivos son ambiciosos, México parece decidido a liderar un modelo de integración comercial que fortalezca la región de América del Norte y le permita competir de manera más efectiva en el mercado global. Este enfoque estratégico no solo promete resolver tensiones diplomáticas, sino también consolidar una visión de crecimiento sostenible basada en la cooperación regional y la diversificación comercial.
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