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México y China: dos reformas aduaneras que redefinen el comercio global

  • Foto del escritor: Almeida & Alatorre
    Almeida & Alatorre
  • hace 12 horas
  • 4 Min. de lectura

En 2025, tanto México como China han emprendido reformas profundas en sus marcos fiscales y aduaneros que, aunque responden a contextos distintos, convergen en un mismo objetivo: cerrar grietas de evasión, transparentar operaciones y reconfigurar las cadenas globales de suministro.


Mientras China elimina un viejo resquicio legal que durante años permitió exportaciones mediante terceros, México aprieta las tuercas a los agentes aduanales, eleva aranceles a más de 1,400 fracciones arancelarias —con especial énfasis en bienes provenientes de Asia— y plantea una Ley Aduanera más estricta. El resultado es una tensión creciente en la relación bilateral, con repercusiones para exportadores, importadores, logísticos y consumidores en ambos lados del Pacífico.


El giro chino: fin al “préstamo” de documentos de exportación

El 7 de julio de 2025, la Administración Estatal de Impuestos de China emitió el Anuncio No. 17, que entrará en vigor el 1 de octubre. La medida introduce controles exhaustivos a las exportaciones al exigir declaraciones con nombre real, eliminando la práctica conocida como export through buying third-party export documents.

Este modelo, usado principalmente por pequeñas y medianas empresas sin licencia de comercio exterior, consistía en pagar a agentes o compañías de servicios para exportar con sus credenciales. Aunque facilitaba la inserción de fabricantes pequeños en mercados globales, operaba en un terreno gris:

  • Violaba la Ley de Comercio Exterior y de Aduanas, al declarar como exportador a quien no era dueño real de la carga.

  • Propiciaba evasión fiscal, pues ni el agente ni el fabricante declaraban de manera íntegra los ingresos.

  • Generaba opacidad cambiaria, ya que los pagos de compradores extranjeros no coincidían con los registros aduaneros.


Con el anuncio 17, China obliga a distinguir entre exportaciones autogestionadas y encomendadas, asegurando que el productor declare la totalidad de ingresos y que el agente solo reporte sus honorarios como servicio.

El impacto será profundo: agentes logísticos deberán reportar datos de los exportadores reales, e incluso compradores extranjeros tendrán que adaptarse a modelos más transparentes. Para algunos, la medida encarecerá costos y alargará procesos; para otros, abre la puerta a un comercio más seguro y libre de fraudes.


México endurece el control: aduanas más estrictas y aranceles selectivos

En paralelo, México avanza con una reforma integral a su Ley Aduanera y un decreto arancelario que ya generaron fricciones con Pekín.

Los puntos clave de la reforma mexicana:

  1. Responsabilidad total de agentes aduanales: ahora responderán al 100% por errores en los despachos, incluso si provienen de información incorrecta de importadores.

  2. Reducción de plazos en recintos fiscalizados estratégicos (RFE): de dos años a solo uno, afectando industrias que requieren periodos largos de almacenamiento.

  3. Nuevas cuentas aduaneras en garantía: mayor burocracia y retrasos para liberar mercancías.

  4. Alzas arancelarias: hasta 50% para automóviles, autopartes, textiles y calzado, dirigidas principalmente a países sin tratado de libre comercio, como China.

Para el gobierno mexicano, las medidas forman parte del Plan México, con el que busca proteger a la industria nacional, impulsar el nearshoring y reducir su creciente déficit comercial con China, que alcanzó 57,535 millones de dólares en el primer semestre de 2025, el mayor desde 1993.


China responde: investigación y advertencias

La reacción china fue inmediata. El Ministerio de Relaciones Exteriores calificó las medidas mexicanas de “coercitivas y discriminatorias” y anunció una investigación comercial contra los nuevos aranceles.

Lin Jian, portavoz del ministerio, advirtió:

Nos oponemos al unilateralismo y al proteccionismo. Defenderemos firmemente nuestros derechos e intereses”.

La posición refleja preocupación por sectores clave, como el automotriz, cuyas exportaciones a México crecieron casi un 10% en 2024. Con un arancel propuesto de 50% para autos ligeros, la competitividad china en el mercado mexicano se ve directamente amenazada.


Dos modelos, un mismo trasfondo

Aunque las medidas de México y China parecen ir en direcciones opuestas —una para limitar importaciones, otra para transparentar exportaciones— comparten un trasfondo común: cerrar espacios de evasión y reforzar el control estatal sobre el comercio exterior.

  • China busca garantizar trazabilidad y fiscalización en su sector exportador, fortaleciendo la legitimidad de sus operaciones internacionales.

  • México pretende blindar su recaudación, reducir prácticas ilegales en aduanas y proteger a sus productores frente a la competencia asiática.

Ambas reformas, sin embargo, generan incertidumbre en las cadenas globales de suministro, encareciendo costos, alargando tiempos y presionando a empresas logísticas y manufactureras a modernizarse rápidamente.


Impacto en la relación bilateral

La simultaneidad de estas reformas marca un punto de inflexión en la relación México-China:

  • México busca reducir su dependencia de importaciones chinas, alineándose con la estrategia de Estados Unidos de limitar la presencia asiática en Norteamérica.

  • China necesita garantizar que sus exportaciones mantengan acceso fluido a mercados emergentes, en especial México, que representa una puerta clave al T-MEC.

El riesgo es una escalada de medidas y contramedidas que, más allá de los discursos, encarezcan bienes de consumo, reduzcan competitividad y frenen inversiones en sectores como el automotriz y el textil.


Un futuro de mayor fiscalización y menos opacidad

Expertos coinciden en que estas reformas obligarán a las empresas a invertir en tecnología de trazabilidad, automatización de procesos y gestión documental más estricta. Quienes se adapten podrán sortear el temporal; quienes no, quedarán al margen del comercio internacional formal.

La pregunta es si México y China lograrán equilibrar sus intereses para evitar que el comercio bilateral —vital para ambos— se convierta en el nuevo campo de batalla de una guerra comercial que, hasta hace poco, parecía lejana.

 
 
 

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